Acepta tus emociones

El mundo, con su competencia galopante y su enseñanza férrea, nos viene diciendo desde siempre, que nuestras emociones deben ser reprimidas porque soltarlas al exterior, pueden desestabilizar nuestros roles e interacciones en la sociedad, como si eso fuera más importante que nosotros mismos.

Esto sucede sobre todo en las sociedades latinas, a los varones se les enseña que «los hombres no lloran», «que los hombres son fuertes» y que el mundo es de ellos y no de los débiles, que «los hombres mantienen la casa y la familia», que «los niños no juegan con muñecas». Esto obliga a un hombre a guardar, o mejor dicho, negar su aspecto femenino de sentir y aceptar su vulnerabilidad ante los sentimientos, y de alguna manera, expresarla sin dejar de tener fortaleza interior e inclusive exterior, en el sentido de aspecto físico. Como si la sensibilidad fuera debilidad.

A las mujeres se les enseña que «las niñas bonitas no gritan ni se enojan», «las niñas no juegan con carritos ni con balones», «las niñas se portan bien, se sientan con las piernas cerradas y comen poquito», «las niñas se callan». No es de extrañarse que las mujeres, generalmente, seamos más reprimidas emocionalmente y tengamos enfermedades muy específicas y recurrentes.

Nos han enseñado a reprimir nuestras emociones, a esconderlas, a rechazarlas, a negarlas…

Y ahora, hoy por hoy, sabemos que nuestras emociones pueden ser gestionadas, trabajadas, reconocidas, aceptadas, y abrazadas incluso con amor. Esto redunda en una vida emocional, psicológica y física más sana.

Ahora podemos abiertamente preguntarnos:

  • ¿Qué hay de malo en expresar lo que siento?
  • ¿Soy malo/a por estar enojado/a, ahora?
  • ¿Soy débil por llorar?
  • ¿Abusarán de mi si me muestro vulnerable?
  • ¿Es verdad que no debo amar demasiado?
  • ¿Me van a juzgar si me siento triste, muy desboradado/a, o si digo que no?
  • ¿Me debo avergonzar si tengo depresión?
  • ¿Me dejarán de querer si expreso mi enojo con mi pareja, padres, hijos?
  • Si lloro y digo que algo me lastima, todos van a abusar de mí.
  • ¿Qué será esto que me oprime el pecho y que los demás me piden que gestione?

 

Bien, nada en este mundo es correcto o incorrecto, ni bien ni mal, ni nada negativo o positivo por sí mismo. Tus emociones son tu manera de expresarte en este mundo ante lo que parece que ocurre, pero no te definen. No hablan de quién eres realmente. Si lloras, no eres débil. Tú guardas semejanza con tu creador y eres como Él. Pero mientras crees que pasas por este mundo y eres de aquí, experimentarás emociones que correspondan a situaciones humanas. No te culpes, no te sientas más mal por esto de lo que ya te sientes.

Pero si tus emociones te causan verdadero problema para conducirte libremente por este mundo y sus vivencias, puedes acercarte a un psicoterapeuta, a un coach confiable, o a alguien que te enseñe a gestionar y administrar tus emociones, no a negarlas. Acércate a una religión si esto te resuena, a una filosofía de vida o técnica holística, a una corriente espiritual (si también te resuena), pero nunca, por ningún motivo te reprimes y niegues tus emociones; hagamos caso a ese maestro sabio, verde y maloliente, llamado Shreck, (sí, el de la película de DreamWorks), que dice: «¡Más vale afuera, que adentro!»

Saca tues emociones, no las dejes dentro.

Gaby Sánchez

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