La amistad

Todos habréis oído alguna vez esta expresión que dice: “Quién tiene un amigo, tiene un tesoro”. Que cierta es, aunque se queda muy corta para realmente expresar la sensación y emoción que puede llegar a producirte un amigo de verdad. Doy gracias, quizá no todo lo que debería, por los amigos que tengo, no son muchos, no me hace falta puesto que, no es la cantidad, sino la calidad lo que realmente cuenta.

Cuando mencionamos la palabra amigo, a más de uno, le vendrá una persona en concreto a la cabeza. Seguramente, esa persona que te causa un sentimiento especial. Hay mucha gente que utiliza la palara amistad o amigo muy frívolamente, no se puede meter en el saco de la amistad a todo el mundo por igual, puesto que entonces, no estaríamos valorando a los que sí lo son. Muchos de vosotros habréis sentido al conocer a alguien una conexión especial, un sentimiento inexplicable, una química única que te hizo saber en ese preciso instante que esa persona sería tu amigo. ¿Por qué es tan sencillo amar a un amigo, quererle, aceptarle y tratarle con amor? Sin embargo, cuando tenemos una relación sentimental de pareja, ponemos trabas, dudas, miedos y confusión. Con los amigos eso no pasa, puedes tener el amigo más loco, raro o impulsivo del mundo y no se te ocurriría dudar de él, porque es tu amigo. Pero sin embargo en una relación de pareja, cualquier tontería es válida para empezar a poner en duda su lealtad o amor.

Los amigos tienen la capacidad innata de hacerte reír cuando lo necesitas, llorar a tu lado si eso es lo que te hace falta y apoyarte en cualquier locura que puedas llegar a imaginar. Tienen ese don, ese toque capaz de hacerte salir de la miseria emocional en la que te encuentres, escucharte durante horas quejándote de esto o lo aquello y arroparte y protegerte con una verdad aplastante. Muchas veces, cuando formamos una familia, cometemos el grave error de dejar a un lado a los amigos. Empezamos a priorizar en los hijos y en las responsabilidades y nos abandonamos una parte importante de nuestro ser, nuestros amigos. Cuando un amigo es de verdad, pueden pasar semanas, meses, incluso años sin veros y cuando se produce el encuentro sentir que nada ha cambiado, que todo sigue igual, que esa persona y su vibración, eso que te hace conectar con ella sigue intacto. Qué bonito se siente uno, cuando experimenta la amistad más allá del tiempo y de los cambios que se hayan podido producir.

La amistad

Es sentir ese abrazo y recuperar el tiempo en un solo instante, es mirarse y entenderse a la perfección, un gesto basta para saber lo que está pensando. La conexión es instantánea, no necesita adornos, ni rodeos. Lo que un amigo nos da, no es reemplazable por nada. Puesto que, esa persona encaja a la perfección contigo. Cuántos de vosotros no habréis pensado alguna vez que ojalá ese amigo o amiga fuera vuestra pareja, sería perfecto ¿verdad? Pero en realidad no, si esa amistad llegara a una relación sentimental se acabaría perdiendo la complicidad, ¿dónde está ese límite entre la confianza ciega por un amigo y la duda por una relación amorosa? En los miedos, el miedo nos limita a la hora de amar, nos crea dudas y nos hace vulnerables.

La amistad

Claro que los amigos no son perfectos y muchas veces sentimos una sensación de decepción o frustración, pero no son ellos los que crean estas emociones, es la forma en que nosotros interiorizamos eso que ellos hacen tomándonoslo como algo personal. Pero, aunque podáis haber tenido esa sensación, si fue provocada por un amigo de verdad, se acaba olvidando, puesto que valoras más su amistad que cualquier cosa que diga o haga. Hay muchas clases de amigos:

  • Con los que hablas de sentimientos.
  • Con los que haces locuras.
  • Con los que te ríes.
  • Los que son un espejo en el que mirarte y sentirte comprendido.
  • Y con los que a pesar de no tener absolutamente nada en común, no puedes dejar de querer.
La amistad

Pero a pesar de tener varios amigos, con los que vivir diferentes experiencias, siempre existe esa persona especial que todo lo engloba. Ese ser que crearon para ti con todo lujo de detalle, para hacerte sentir especial. Esa persona que sin esfuerzo te da siempre aquello que necesitas. Siendo sinceros, seguramente no valoramos lo suficiente, ni le decimos te quiero todo lo que deberíamos. Demasiadas distracciones como para dedicarle un tiempo valioso y necesario que seguramente llenará su corazón, pero también el nuestro porque a pesar de que, para ser amigos, no se tiene que forzar nada, ni verse uno cada día, lo que si es necesario es decirle lo mucho que lo quieres y lo importante que es para ti. Puesto que cuando realmente estás mal, el que acude en tu ayuda es ese amigo incondicional que el universo te envió.

La amistad

Así que, valoremos más a esas hermosas personitas que nos hacen la existencia más fácil, divertida y amena. Esos seres que, con su sola presencia, nos tranquilizan, alborotan o reconstruyen con un solo gesto o abrazo, con una palabra o mirada, con una caricia o un beso. Darle a la amistad el valor que se merece, es estar consciente de lo muy afortunado que eres por tener a tu lado a alguien que es capaz de reconocer, agradecer, vibrar y empatizar con todo aquello que hagas, digas o pienses. Cuando uno tiene un amigo de verdad, la vida se torna en un juego compartido donde en cada jugada se aprende, evoluciona y crece, sintiendo el calor de ese amigo que hace que jugar resulte apasionante, divertido y especial.

Ojalá la entrega y devoción que se siente por un amigo, pudiéramos llevarla a todas las cuestiones de nuestra vida, pero entonces perdería su magia la palabra amistad.

Adriana Casanovas Morales

E-mail: adriana_casanovas@yahoo.es

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