La Maternidad, mi gran Despertar Espiritual

Cuando supe que estaba embarazada, por el año 2015, mi cuerpo entendió que no aceptaría más situaciones que no estuvieran en sintonía con el amor.

Hasta ese año la espiritualidad, el crecimiento y desarrollo personal, el autoconocimiento y el arte siempre habían sido mis pilares pero no lograba integrar todos las partes del rompecabezas, eran olas de gozo, de paz, de alegría pero no era un estado del ser.

Mientras mi cuerpo era tierra fértil para dar vida, vinieron momentos muy duros, de procesos y crecimientos. De aprendizajes medulares. Poner límites no había sido mi fuerte y tuve que aprender a decir basta. Eso me llevó a romper con muchas relaciones personales, con cambios profesionales incluso con valores internos.

Me di cuenta. Como dice siempre mi Gran Maestra Mabel Katz: “la vida se trata de darse cuenta”. Me di cuenta que mientras mi cuerpo se transformaba desde adentro hacia afuera,  para el milagro más puro de la creación y del cual las Mujeres tenemos el privilegio de gestar, albergar y materializar, todo mi mundo externo cambiaba de forma radical. La famosa ley del espejo.

Logre poner límites y sostenerlos en el tiempo. Empecé a aprender que “nadie puede dar lo que no tiene”. Que debía cuidarme, protegerme y amarme por sobre todas las cosas para poder darle eso a mí hijo. Me di cuenta que me había abandonado durante años en pos de la aceptación externa. Me di cuenta que la relación tóxica que había construido era tan tóxica que llevo años sanar. Me di cuenta que un renacer,  dio lugar a un nuevo ser.

Ese bebé que colmo mi existencia de preguntas y de amor hoy saliendo de su escuela me dice “mira mamá, se me mueve el diente”. Con casi 6 añitos se le caerá su primer diente. ¿Pueden creer que es el mismo diente que le salió primero, a sus 9 meses?

Hoy me di cuenta que todo tiene su tiempo de maduración. Su proceso único e intransferible. Sabiendo cual es el rumbo a seguir. ¿Cómo nos damos cuenta cual es el rumbo a seguir? Confiando en nosotros. Siempre estamos guiados, nuestro corazón SIEMPRE sabe el camino. Nuestro trabajo es aprender a escucharlo. Todo  llega en el momento que tiene que llegar. ¿Y cuál es el tiempo? El que estés listo para recibir, para el alma el tiempo no existe.

Gaby Zarate

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