Salto cuántico

La primera vez que escuché estas dos palabras, me llamaron mucho la atención. No sabía bien de qué se trataba, pero me parecía interesante saber que algo así se podía experimentar. Cuando escribo, me gusta que sea sobre algo que conozco, sobre algo que sé porque lo aprendí o sobre algo que haya experimentado en carne propia.

Quizás antes no era consciente de que había dado saltos cuánticos, pero ahora puedo verlo con más claridad. Ahora puedo ver los anteriores, porque también acabo de experimentar quizás el más grande al que me haya animado hasta ahora. Y es que cuesta creer a veces de lo que somos capaces, y no lo sabemos, hasta que por fin lo hacemos.

Es increíble la capacidad que tenemos los seres humanos, de poder llevarnos hasta el máximo de tope en: miedo, seguridad, inseguridad, valentía, resiliencia, cobardía, incomodidad, etc. Y acá seguramente vas a evaluar y separar estas palabras en bueno/malo, positivo/negativo. ¿Y si te digo que todo eso junto y más es lo que se requiere para dar un salto cuántico?

¿Qué es un salto cuántico?

Vamos a comenzar desglosando estas palabras, y para ello, es necesario saber qué significan. Frecuentemente se aplica el término salto cuántico al cambio de estado de un electrón, que pasa de un nivel de energía menor a otro mayor (estado excitado), dentro de un átomo mediante la emisión o absorción de un fotón.

Y si llevamos esto a la vida misma, podemos decir que un salto cuántico es un crecimiento fuera de toda proporción con respecto a lo que anteriormente veníamos haciendo. Siempre buscamos crecer y avanzar en la vida, pero para ello debemos tener claro que lo más difícil por atravesar está dentro de nosotros.

Muchas veces, ejercemos un autoboicot y nos ponemos nosotros mismos un techo con el cual chocamos cada vez que nos queremos parar. Entonces nos sentamos, porque así estamos cómodos. La zona de confort es justamente eso, comodidad, seguridad, estabilidad. Pero, ¿Qué pasa cuando esa zona de confort comienza a incomodar? Por la misma quietud, rutina y estancamiento que también produce. ¿Cuándo sentís que es hora de moverte?

¿Qué te mueve?

Para saber cuándo ya es hora de correr ese techo y echarse a andar, hay muchas cosas que pueden darte indicadores. Uno, ya lo mencionaba antes, la incomodidad que generan la rutina y el estancamiento. Otro, puede ser algún «quiebre» como le llamamos en Coaching, algo que te hace darte cuenta de que ya no pertenecés a algún lugar o que ya no querés estar con tu pareja, o en un trabajo, etc.

También, entran en juego las expectativas que tengas con respecto a la vida. Tus aspiraciones, sueños y metas. Aquello por lo que te levantás cada día, y en lo que querés crecer.

A todos nos mueven cosas distintas, sin embargo, a la hora de dar un salto cuántico hay algo que bien podría unirnos: valentía y decisión. Son palabras que vengo escuchando y que me resuenan mucho. Quizás a uno mismo le cuesta reconocerse en esas palabras, pero cuando vienen desde otras personas y desde cómo te ven, van cobrando cada vez más fuerza.

A tener en cuenta

Ningún salto cuántico es mágico ni se da en soledad. Puede ocurrir, pero siempre es mejor hacerlo en compañía por más que sea una decisión personal. Es bueno tener ayuda. Además, un plan B, C, D… mucha autoconfianza y amor propio para resistir el proceso, pero sobre todo, una firme decisión y convicción de que ese paso que estás por dar puede abrirte infinitas posibilidades.

  • Rodéate de personas que te apoyen, con optimismo, que te acompañen a seguir creciendo.
  • Cree en vos mismo/a: así como te ocupas de fortalecer tu sistema inmunológico, también es necesario fortalecer tu sistema emocional. Tener una mentalidad de confianza, seguridad, lo que se suele llamar fortaleza mental.
  • Tomar las debidas precauciones, tener un backup y evaluar todos los posibles riesgos que puede conllevar lo que quieras hacer.

Hay una frase que me gusta mucho y siempre la comparto: «No hace falta ver la escalera completa, tan solo es necesario dar el primer paso». Existe un elemento fundamental, y que lo dejé para el final, porque además, es muy personal. Y tiene que ver con la intuición. Cuando atraviesas un gran proceso de autoconocimiento, la intuición es algo que se va también desarrollando a la par.

Y como todo, un poco se nace y otro poco se hace. Decía mi querido Gustavo Cerati «Tal vez parece que me pierdo en el camino,
pero me guía la intuición… Nada me importa más que hacer el recorrido, más que saber adonde voy…»

Te deseo un gran salto que te lleve hacia tus sueños más anhelados, y un recorrido maravilloso. Disfrutá cada paso, siempre es HOY.

Con amor,

Deby Q.

Sígueme en mis redes sociales

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *