¿Semana Santa o Equinoccio Primaveral?

¿Te has preguntado por qué la Semana Santa, la Semana Mayor o simplemente la Fiesta de Pascua de los cristianos no tiene unas fechas precisas en el calendario?

En efecto, esa semana varía cada año y quizás te sorprenda saber que ello es en función del ciclo solar y las fases de la luna. Es decir, de criterios que algunos tildarían de paganos.

En todo caso, en esa semana el día más importante es el último, es decir el domingo de Pascua, domingo de Gloria o domingo de Resurrección, ocasión en la que se celebra la resurrección del Cristo.

Lo cierto es que el Primer Concilio de Nicea (Iznik, Turquía), en el año 325, convocado por el emperador romano Constantino I, determinó que ese domingo sería el siguiente a la luna llena posterior al equinoccio (momento en que el Sol alcanza su cenit) de primavera en el hemisferio norte, que indicaron ocurre el 21 de marzo, por lo que, para la iglesia católica, a diferencia de otras iglesias cristianas, ese domingo se sitúa entre 22 de marzo y el 25 de abril, según el calendario gregoriano. Y obviamente, por efecto del proceso colonizador católico en el mundo, incluso en el hemisferio sur, donde esas fechas no coinciden con el equinoccio de primavera, igual se celebra esta semana, con el mismo significado religioso, pero alejado de su origen natural; lo que no quiere decir que no se festeje la primavera como renacimiento vital, en su respectivo equinoccio, y conforme a las tradiciones culturales autóctonas, cada 22 de septiembre, pero ese es otro tema.

¿Pero, acaso este festejo con semejante muestra de gratitud es de origen cristiano? ¿Acaso esta celebración es exclusivamente de orden religioso y en el marco del catolicismo o del cristianismo?

Es verdad que para el cristianismo ese domingo se conmemora el acontecimiento de la resurrección del Cristo, pero si eso es así (y no lo ponemos en duda), ¿por qué incontables culturas ya lo celebraban antes del surgimiento de esa corriente religiosa, y lo siguen haciendo al margen de ella?

No se nos puede escapar de vista que esa fecha astronómica representa el triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre la oscuridad.

Comencemos por observar, como decíamos, que la Pascua o la Resurrección se celebra un domingo, siendo que en inglés se dice Sunday, de Sun y Day, lo que quiere decir Dia del Sol, como en alemán Sonntag. Y se trata del domingo siguiente a la primera Luna de la primavera, que es cuando el Sol se hace más presente y el día comienza progresivamente a ser de mayor duración que la noche. La energía solar se expande y la Luna es menguante. Frente a esa etimología digamos pagana, el cristianismo denominó a ese día en latín como Dominicus, el día del Señor, llevado al español como domingo, al italiano como domenica y al francés como dimanche, siempre con la significación de día consagrado al dominus, es decir, al Señor. Entonces, al Sol y al Señor, las fuentes de luz y de vida.

Puede decirse que la naturaleza se manifiesta mediante elementos astronómicos, seguidos de su renacimiento, palpable en la multiplicación de los cantos de las aves, el multicolorido florecimiento de las plantas, vertiendo el polen vital por doquier, y el regreso de la fauna migratoria al reencuentro con la que hibernaba.

En términos yóguicos podemos entender este proceso con una metáfora. Como sabemos, el cuarto paso del Ashtanga Yoga, según los Yoga Sutras de Patanjali, es Pranayama, que dicho de forma sencilla son técnicas respiratorias que en suma nos enseñan a controlar el flujo del Prana o energía universal, para la reunificación de cuerpo, mente y espíritu.

De este modo, se trata de una suerte de Pranayama planetario, que funciona con un ciclo de inspiración, retención, espiración, retención…  Así, luego de la gran y profunda inspiración que ocurre durante el otoño la Tierra entra en Kumbhaka (retención) durante todo el invierno, guardando en su interior las fuerzas de la vida. A continuación, durante toda la primavera la Tierra efectúa una larga y maravillosa espiración, exhalando de nuevo las fuerzas de la vida. Finalmente, con el verano, la Tierra entra otra vez en Kumbaka, a la espera del otoño y allí inspirar de nuevo.

Y es precisamente en esta espiración de las fuerzas de la vida sobre el planeta que los cristianos celebran la resurrección del Cristo, uniéndose a lo que tantas y tantas culturas han festejado y agradecido, desde hace milenios, como lo siguen haciendo en la actualidad, todo dentro de rituales, ceremonias, festejos, tradiciones y costumbres, que permiten observar como denominador común la celebración de la vida y el reconocimiento del amor.

Podemos pasearnos por el patrimonio cultural intangible o inmaterial de los pueblos del mundo y encontrar sin cesar fiestas asociadas a la celebración de la vida, y muy particularmente de la naturaleza, como el festival de Holi en la India, la subida a la pirámide de Teotihuacán, en México, la fiesta del agua de Songkran, en Tailandia, el baile de los Cerezos, en Japón, la fiesta de Vappu, en Finlandia, …, y no olvides buscar en el jardín los huevos de delicioso chocolate que te haya dejado escondidos el Conejo de Pascua, de tradición germánica, representando la fertilidad y la procreación.

 Desde una perspectiva u otra apreciamos la idea de la vida triunfando sobre la muerte, con el mensaje claro de que los cambios son posibles y siempre hacia lo bueno, lo bello, lo verdadero. De allí que Pascua sea una palabra que invoca la idea de transformación.

La oportunidad de introspección, concentración y meditación que nos ofrece el invierno, deviene luego en una expresión mayor de vida durante la primavera, estimulándonos ahora a salir hacia afuera de nosotros mismos, ser extrovertidos, y así cumplir nuestro Dharma, nuestra acción debida y justa, sin apego a los resultados, que en el Karma Yoga nos permite obrar para servir al otro, en una gran fraternidad en comunión con la naturaleza.

Alberto Blanco-Uribe

6 Comentarios

  1. Ana

    Muy interesante, el cristianismo adapto muchas fiestas que ya a los llamados paganos les agradaban, para sumar seguidores.
    Por eso es interesante conocer el origen de nuestras fiestas.

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    • Alberto

      Exacto. Así se hacía más fácil la evangelización y la transculturacion efecto de la colonización. Un ejemplo es la figura de la virgen yuxtapuesta a todas las manifestaciones del sagrado femenino en las diversas culturas. Gracias

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  2. Oscar

    Qué buen artículo….. ! Gracias…

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    • Alberto

      Gracias a ti Oscar, por su lectura y tu gentil comentario. Saludos

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  3. OSCAR RIQUEZES CONTRERAS

    Yo había escuchado una explicación diferente: La razón para la movilidad de la Semana Santa era que el Jueves Santo debía fijarse, en el primer jueves de luna llena del año.

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  4. Alberto

    Gracias Oscar, cierto, pero veras que todo gira entorno a fenómenos ligados a nuestros astros, y las fases de la luna están siempre muy presentes.

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