Humanidad, Reconéctate con tu cultura.

A los niños (y aún a los no tan niños) nos encanta jugar a la búsqueda del tesoro. Si hoy tienes entre 5 y 17 años o cuentas con hijos, nietos, sobrinos, alumnos o amigos en esas edades, esta es una excelente oportunidad para aprender jugando, pues proponemos una técnica lúdica sencilla y divertida de educación patrimonial, a la que ya se han sumado muchos niños a lo largo y ancho del planeta.

En el mundo contemporáneo el concepto de Patrimonio Cultural ha ido evolucionando desde planteamientos centrados, sobre todo, en el disfrute individual, vía turismo y recreación. Es necesario abrir una nueva reflexión. En la dimensión contemporánea el Patrimonio Cultural es algo diferente a la suma de objetos (monumentos, edificios, pinturas, esculturas…), pues tiene otra dimensión de valor social, que es la capacidad de ser expresión de la diversidad cultural (incluyendo allí lo inmaterial o intangible donde entran los valores, idiomas, costumbres, tradiciones -como el yoga[1] y las medicinas alternativas-, bailes, danzas, cocina, etc.) y sus múltiples identidades, además de tener una función práctica, educativa y económica significativa (Cambil Hernández, Tudela Sancho, 2017[2]).

Los avances de la ciencia y la tecnología han modificado en los últimos años la sensibilidad del humano por la historia, la naturaleza y las relaciones sociales. La educación en materia de Patrimonio Cultural y el tema de la cultura propiamente dicha, no se han considerado esenciales dentro del proceso de formación y desarrollo del individuo, en perjuicio de la sociedad. Así, algo tan sensiblemente presente en la cotidianeidad de la persona, del niño o la niña, como es su entorno inmediato, su paisaje de todos los días, es ignorado, y ello a pesar de los beneficios o impactos psico emocionales positivos que generan.

No cabe duda de que el tema de la pandemia del Covid-19 ha detenido al mundo, pero ha permitido a las comunidades reflexionar sobre los importantes valores de la vida. En una fase histórica de gran complejidad, donde las prioridades capitalistas con su afán en la producción de bienes y servicios cuestionaban fuertemente los valores éticos y las relaciones humanas, se ha sentido la necesidad de volver a poner a la persona y su creatividad en el centro.

Ha llegado el momento de dar una “nueva centralidad” a la función de la Cultura, en el desarrollo sostenible de la humanidad. Al respecto la Agenda 2030 de Naciones Unidas nos presenta los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)[3], dentro de los cuales cabe ahora destacar el 4 “Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”, y el 11 “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. Sin la Cultura, elemento fundamental de una educación que promueva la criticidad y la creatividad en la construcción de ciudadanía, se hace difícil implementar perspectivas de futuro capaces de proponer y consolidar políticas compartidas y participativas que dejen atrás el nefasto individualismo.

Debemos pues activar un nuevo “humanismo” y por ello es necesario que la Cultura sea parte plenamente en toda la planeación. Ninguna decisión debe ser tomada, en el aspecto que sea, sin tomar en cuenta su impacto sobre el patrimonio cultural, para preservar su conservación. Se requieren entonces estudios previos de impacto ambiental, socio cultural patrimonial y paisajístico.

Es menester entonces iniciar con la generación más joven y plantar semillas para obtener un buen fruto y con ello, una buena cosecha en un futuro próximo, siendo la niñez y la juventud actual la pieza clave para generar un verdadero cambio. Por eso, debemos ser capaces de diseñar programas y metodologías educativas que puedan construir un mundo mejor, un medio educativo en que los niños no se sientan como meros depósitos de conocimientos, además alejados de sus realidades, sino que asuman un rol creativo, siendo artífices de sus propios procesos educativos y entender el colectivo social como fuente primaria del saber en el campo cultural y patrimonial. No en balde la Convención sobre los Derechos del Niño[4] exige que su derecho a la educación desarrolle su personalidad, lo sensibilice en materia de derechos humanos, le inculque el respeto por su propia identidad cultural y el ambiente, y lo forme para ser una persona responsable en una sociedad libre. Es lo que se conoce hoy en día como educación para la ciudadanía.

La juventud y la niñez de hoy serán las encargadas de dirigir las ciudades y naciones del mundo del mañana. Son ellas quienes deberán entender cuáles son los verdaderos pilares de la vida capaces de consolidar un verdadero futuro sostenible, en sincronía con la naturaleza, los seres vivos y entre la misma humanidad, capaz de afrontar dificultades ocultas en el porvenir.

Sobre la base de estas premisas, en junio de 2020 nació el proyecto internacional RECONECTATE CON TU CULTURA. DIBUJA TU PATRIMONIO[5], promovido por el Centro Internacional de Investigación EdA Esempi di Architettura en colaboración con el Forum Universidad y Patrimonio de la UNESCO, ICOMOS, Do.Co.Mo.Mo. Internacional, REACH-Culture Horizon 2020 de la Unión Europea (UE) y la participación de muchas otras instituciones del mundo y profesores de diversas casas de estudio como la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, y de cuyas relaciones internacionales estoy honrosamente encargado.

Este fantástico proyecto hace una convocatoria y nos anima, en diálogo intergeneracional, invitando a los niños y jóvenes de 5 a 17 años, sin costo alguno (la participación de los interesados es gratuita por ser un proyecto ético), a salir a la calle con familiares, maestros y compañeros, a descubrir el tesoro patrimonial que se encuentra escondido en nuestras ciudades, muchas veces por casi todos desapercibidos en nuestros cotidianos andares, elegir alguna manifestación patrimonial de su agrado, dibujarla y compartir su obra y su espontánea explicación con todo el planeta, por correo electrónico y hasta el 31 de mayo de 2021. El criterio de elección de tal manifestación será totalmente espontaneo y propio a cada quien, y de esa forma la comunidad intervendrá en la construcción de un concepto sentido de patrimonio cultural, no impuesto entonces por autoridades ni académicos.

¿Y cuál será el premio por haber participado en el descubrimiento de su respectivo tesoro? Todos los intervinientes tendrán la oportunidad de ver su obra creativa expuesta en www.factorcultura.org y el comité científico internacional elegirá 10 trabajos entre los niños de 5 a 10 años y 10 trabajos entre los adolescentes de 11 a 17 años, para integrar un libro digital en la colección EdAKids, del que recibirán un ejemplar.

 

Hemos venido organizando webinars de 2 horas por todo el mundo, especialmente en América Latina y España (como también en Norte América, Europa, África y Asia), en coordinación con escuelas, colegios, museos y otras instituciones educativas y organizaciones no gubernamentales, con la participación de directivos, docentes y niños, niñas y jóvenes interesados en participar. Cualquiera que lo desee siéntase libre de contactarnos y con gusto lo concretamos. Este proyecto, valga la pena insistir, es totalmente gratuito, así como lo son sus fuentes y medios de difusión. Solo anhelamos poder contribuir con un mejor planeta, mientras nuestros niños, niñas y jóvenes se divierten y aprenden sobre su patrimonio y su identidad cultural, compartiéndola con todos y enriqueciendo el conocimiento y respeto de la diversidad cultural.

Alberto Blanco-Uribe